Cuando tenemos un problema, lo más importante es como 
                  lo afrontamos. No podemos elegir no tener problemas, pero sí 
                  el modo como respondemos a ellos.
                
La terapia es un auténtico proceso de aprendizaje, en 
                  el que el paciente no solo aprende como resolver un problema 
                  puntual, sino que además adquiere los recursos necesarios 
                  que le permitirán lidiar con los conflictos que se le 
                  puedan presentar en otras áreas de su vida o en el futuro. 
                
La mayoría de las personas creen ingenuamente que la 
                  terapia implica escuchar al paciente hablar sobre sus problemas 
                  y decirle a continuación que debe hacer. Si este fuera 
                  el caso, cualquiera podría ser psicólogo y la 
                  terapia sería aburrida. 
                
Una de las cosas que convierte a la terapia en algo tan fascinante 
                  es el desafío que supone en primer lugar guiar a los 
                  pacientes a medida que establecen metas y prioridades en sus 
                  vidas, y ayudarlos más tarde a alcanzarlas. 
                
He aquí algunos objetivos fundamentales generales que 
                  siempre procuramos en nuestra diaria labor con independencia 
                  de la problemática que presente el paciente: 
                
+ Superar la desmoralización 
                  y ganar esperanza: El estado emocional de los pacientes suele 
                  estar caracterizado por sentimientos de incompetencia, baja 
                  autoestima, alienación y desesperanza. Las manifestaciones 
                  más comunes de la desmoralización son la ansiedad, 
                  la soledad y la depresión. Una de las metas principales 
                  de la terapia es ayudar a los pacientes a superar dichos sentimientos 
                  y a tomar las riendas de su propia vida. 
                
La esperanza posee dos componentes importantes. El primer ingrediente 
                  es un sentimiento de fuerza, energía y determinación. 
                  El segundo ingrediente es la confianza en las propias competencias 
                  y capacidades para encontrar un camino adecuado que permita 
                  alcanzar las metas deseadas. 
                
+ Fomentar la competencia 
                  y autoeficacia: Los pacientes que están bloqueados y 
                  desmoralizados y que no ven una salida son guiados a través 
                  del proceso terapéutico hasta llegar a un punto en el 
                  que son capaces de decir: "Puedo, lo haré, lo conseguiré". 
                  Inspirar la sensación de dominio es una meta fundamental 
                  de todo buen psicólogo. 
                
Uno de los principales propósitos de la terapia es promover 
                  la adquisición de autocontrol. 
                
+ Superar la evitación: 
                  La causa de muchos de nuestros problemas es la evitación. 
                  De esta forma buscamos protegernos de ansiedades, temores y 
                  situaciones desagradables que a menudo son parte esencial e 
                  inevitable de la vida. 
                
La evitación puede ser una estrategia de afrontamiento 
                  útil en problemas que no tienen consecuencias a largo 
                  plazo. Ahora bien, la evitación no es una buena estrategia 
                  para abordar dificultades que no van a desaparecer a no ser 
                  que hagamos algo al respecto. 
                
Debido a que muchos conflictos no son resueltos con éxito 
                  mediante la evitación, persisten como fuentes potenciales 
                  de estrés y ansiedad. Las personas que recurren habitualmente 
                  a la evitación sufren más por el temor que implica 
                  hacer frente a dicha situación que por el problema mismo. 
                
Un objetivo principal de la terapia es ayudar a los pacientes 
                  a superar la evitación y a enfrentarse con firmeza a 
                  sus dificultades hasta poder encontrar soluciones apropiadas 
                  para las mismas. Un tratamiento eficáz debe proveer a 
                  los individuos de la fuerza necesaria para vencer sus temores, 
                  de manera que puedan olvidarse de ellos de una vez por todas. 
                
+ Tomar consciencia 
                  de las propias percepciones equivocadas acerca del mundo: La 
                  terapia ayuda a los pacientes en la reevaluación de sus 
                  percepciones e interpretaciones acerca de lo que desean y de 
                  lo que estan obteniendo. 
                
El objetivo en este punto es conseguir que 
                  las personas modifiquen aquellas creencias o expectativas que 
                  tienen sobre la vida y que no responden a sus intereses. 
                
+ Ayudar a vivir 
                  responsablemente: La terapia gira en torno a lograr que los 
                  pacientes comprendan porque eligen funcionar como lo hacen. 
                  Las personas necesitan examinar su forma de relacionarse con 
                  el mundo y la manera de afrontar las demandas y desafíos 
                  de la vida. Para ello, deben preguntarse si estos estilos responden 
                  a su conveniencia y si realmente coinciden con sus objetivos 
                  vitales.