Nuestro enfoque es eficaz porque respeta las
siguientes tres ideas generales comunes a toda buena terapia:
+ Procuramos ayudar al paciente no
solo a disminuir sus sentimientos negativos sino también
a desarrollar su potencial para promover sentimientos positivos.
El proceso terapético es más que una forma de
asistir a los personas en la resolución de sus dificultades;
también se concentra en lograr que incrementen al máximo
sus capacidades. Asimismo alentamos al paciente a aplicar lo
que ha aprendido en la terapia al resto de su vida, y no solo
al problema o queja específica que lo ha llevado a la
consulta.
Por ejemplo, una persona predispuesta a culpabilizarse
repetidamente por un divorcio puede trabajar no solo sus estrategias
para superar esto, sino también modificar su tendencia
a culpabilizarse todo el tiempo.
+ Otro punto importante,
en aras de la eficacia, es perseguir cambios que puedan resultar
relativamente permanentes. Para esto, se implementan técnicas
de prevención de recaídas.
+ Finalmente, se
orienta a los pacientes en la utilización de sus propios
recursos e implementación de formas adecuadas de pensar
y actuar que los capaciten para enfrentarse a los problemas
y desafíos, y así poder encarar mejor el futuro